Este verano he descubierto que detenerse a recoger conchas y piedras en la playa es muy relajante.
Pararse a observar las formas, tamaños, texturas, colores, etc. sin prisas es un placer.
Cada piedra y cada concha es totalmente única. Como las personas.
¿Qué se me ocurrirá hacer con las conchas?
A veces, lo más sencillo es lo mejor:
Las piedras, de momento van dentro de una maceta. Sirven de sujeción a las cañas de río decoradas.
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